Ecologia Integral: abordagens (im)pertinentes - volume 2
Ecología Integral a la luz de la justicia ambiental y la justicia anamnética 117 velock, sino de aquél que señala que todos estamos relacionados y la relación última y plena de todos es Dios. La relación tiene la virtualidad de integrar- nos, de construirnos y de hacernos responsables y, en definitiva, de reve- larnos en proceso la dimensión plena que interliga todas las cosas en Dios. Lo señalado supone un paso adelante importante en el Magisterio de la Iglesia. Desde la antropología cristiana, el bien común nos remite a Dios creador, porque toda criatura lleva en sí una estructura propiamente trinita- ria (LS, 239) y el mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones (LS, 240). Por ello, para el Papa la creación es más que naturaleza. La creación es un don que surge de las manos bondadosas de Dios, Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor y que apela a comunión universal (LS, 76). C. Ecología integral, justicia ambiental, justicia anamnética y ontología Como vimos, el paradigma de la ecología integral es claro en promover el respeto hacia todo lo creado, dado que todos los seres tienen un valor in- trínseco. Pero también es firme en la defensa del puesto y del valor singular del ser humano en el mundo, con sus capacidades peculiares de conocimien- to, voluntad, libertad y responsabilidad (LS, 118). Aquí se da una triple coincidencia: con los ecologistas centrados en la defensa de la naturaleza, con los que renuevan la justicia ambiental desde los nuevos aportes de la filosofía y la ecología y, también, con los movimientos de justicia ambiental que siguen colocando como valor absoluto al ser humano, más que al mero cuidado del medio ambiente. Para Francisco los problemas ambientales no se pueden separar de los contextos humanos, familiares, urbanos, etc. Hay una interacción entre los ecosistemas y entre los mundos de referencia social, político y económico. Es por ello que, además de una ecología ambiental, en LS encontramos también una ecología económica, política, social y cultural que apunta a la búsqueda de un desarrollo integral, solidario y sostenible (CAAMAÑO, 2016). Es decir, una ecología verdaderamente integral. Pero esta ecología integral que plantea el Papa -marcadamente cosmo- céntrica- que integra el cuidado de las demás criaturas con el cuidado de las demás personas, no pierde de vista la perspectiva de la justicia ambiental y, más precisamente, de la injusticia ambiental a la que está sometida gran parte de la humanidad. Es la injusticia ambiental lo primero que se hace
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