Ecologia Integral: abordagens (im)pertinentes - volume 1
Víctor Martin-Fiorino 158 Conclusiones Desde la constatación aportada por el discurso experto y analizada en los documentos de la Iglesia Católica sobre la economía deshumaniza- da, la “cultura del descarte” y la imposibilidad de universalizar los patrones de consumo de los países occidentales, la Ecología Integral asume el valor de la vida sobria y la posibilidad de alcanzar la felicidad sin vincularla al consumismo, desarrollando en cambio sus dimensiones relacionales y no ligadas únicamente a la posesión. En tal sentido, el consumismo es pre- sentado como el “reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico actual (LS, 203)”. En relación con ese desplazamiento de sentido para la construcción de felicidad que propone la Ecología Integral, cabe recordar, como lo ex- presábamos en otro lugar, que “el eje de sentido que permite comprender la continuidad del proceso de construir la felicidad personal está en la percep- ción de ese nosotros que le confiere sentido a la supervivencia (descubrirse existiendo gracias a otros ) que abre la comprensión del hecho de estar vivo junto a otros como un don (fruto del amor), como el resultado de un es- fuerzo compartido con otros (trabajo), como un deber de servicio a los otros (compasión) y una responsabilidad solidaria ( para con otros ) a través del mu- tuo cuidado y del hacerse cargo de sí, del otro y de lo común”. Eso común incluye claramente al ambiente. La felicidad, de acuerdo con la Encíclica Laudato Si’ , se enriquece de- cisivamente desde la espiritualidad cristiana, que “propone un modo alter- nativo de entender la calidad de vida y alienta un estilo de vida profético y contemplativo capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consu- mo [ya que] el hacerse presente serenamente en cada realidad, por pequeña que sea, abre muchas posibilidades de realización personal” (LS, 222). Vivir sabiamente implica sobriedad y prudencia, es sinónimo de paz interior y toma distancia del aceleramiento permanente de la vida productiva, que no encuentra el tiempo para la reflexión sobre el sentido y que, en medio de su prisa y de la presión por alcanzar velozmente los resultados pautados, se lle- va por delante a personas y cosas e impide el establecimiento de verdaderas relaciones de intercambio y enriquecimiento. En la relación entre países, la Ecología Integral reflexiona sobre la ne- cesidad de tomar conciencia de que no es justo exigir comportamientos de sobriedad a los países pobres sin asumirlo como una exigencia también y principalmente para los países económicamente más fuertes, en el marco de
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