Ecologia Integral: abordagens (im)pertinentes - volume 1
Daniela Gargantini e Inés Harrington 124 en todas las direcciones y sentidos, ante los cuales las instituciones de edu- cación superior no pueden permanecer ajenas. Esto exige, una vez más, que la universidad se piense a sí misma, dilucidando las condiciones en las que construye conocimiento, en las que forma profesionales, en las que gestiona su hacer académico, en las que concibe la condición humana para conocer y actuar su vínculo con la sociedad de la que es parte. Más aún, desde aportes como los de Deleuze y Guattari (1997), estos desafíos exigen propiciar desde la docencia y la producción de conocimien- to, reflexiones críticas sobre los actuales y vigentes ámbitos institucionales (macropolítica) a fin de habilitar mecanismos de apertura genuina al diálogo con otros actores ajenos a la academia, recuperando sus saberes y percep- ciones (micropolítica). Es en esta noción de micropolítica donde debieran regenerarse espacios de producción de sentido, de nuevas subjetividades y estructuras de poder antes invisibilizadas. Junto con ello la adopción de nuevas posturas epistemológicas de- bieran convocar a pensar en un proyecto político y epistémico capaz de subvertir formas vinculares de dominación, principalmente organizadas desde la idea de colonialidad del poder, del saber y del ser (Boaventura de Sousa Santos, 2009; Quijano y Grosfoguel; Lander y Mignolo; Mal- donado Torres). Esto supone el reconocimiento (interpelación, cuestio- namiento, evaluación, etc) de saberes diversos, silenciados por los modos hegemónicos, e implica un tipo de racionalidad orientada a reconocer y recuperar la pluralidad de experiencias que actualmente son desperdicia- das. En términos metodológicos y pedagógicos esta adopción trasciende la actividad intelectual abstracta, promulgando la construcción de sentidos y modos de desarrollo a partir de prácticas sociales constituidas y/o por constituirse donde emergen preguntas, espacios de vacancia o fronteras, que permiten articular los saberes en presencia. Desde estos nuevos mo- dos, “la superioridad de un saber sobre otro deja de ser definido por el grado de institucionalización y profesionalización, para pasar a ser defini- da por la contribución pragmática que dicho saber arroja sobre el campo de experiencia que reúne a los agentes. Esta dislocación pragmática de las jerarquías no diluye la asimetría, pero permitiría nuevas relaciones” (Gar- gantini y Cejas, 2020: 355). Junto con ello es necesario recuperar-reconsiderar la dimensión po- lítica de la ciencia y de la producción tecnológica asociada, de advertir las innegables definiciones ideológicas y los intereses que guían su desarrollo o implementación, a fin de introducir en la generación de nuevos conoci-
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