261 Derechos y progreso tecnológico: pasado, presente y futuro volverá a ser como antes, el mundo analógico es historia. Como apunta Frosini, el advenimiento de la era tecnológica supone una “mutación antropológica” (FROSINI, 1996, p. 88). La Sociedad de la Información ha convertido a la información, bien gestionada, en el elemento clave de poder y del avance socioeconómico. Sus múltiples facetas y consecuencias reclaman replanteamientos y respuestas de variada índole en la búsqueda de un progreso que no desconozca la calidad de la democracia ni deteriore la eficacia de los derechos. El estandarte de esta Sociedad, y de los cambios de las últimas décadas, es Internet, la red de redes que conecta ordenadores a nivel mundial. Todo un símbolo de la nueva época que reúne las fortalezas y debilidades propias del carácter contradictorio o bifronte de la tecnología. Por un lado, Internet es progreso gracias a sus capacidades de conectividad, interactividad, mundialización e instantaneidad. Pero por otro, aporta sombras y peligros tales como la banalización de la información, el caos disfuncional, el determinismo técnico coma la homogeneización cultural, la dependencia o el aislacionismo social. Surge el ciberespacio, como un lugar ficcionado de conexión entre personas y máquinas que se percibe como real. En él se ubica lo que denominamos espacio neopúblico, una nueva forma de manifestarse lo público en el que interactúan un elevado número de usuarios al unísono, pero sin estar presentes. Los navegantes se interconectan sin masas en un conjunto que supera la realidad clásica estatal. La tecnología digital convierte la información en una sucesión de números, lo que permite el almacenamiento de grandes proporciones de datos y su envío distancia de manera casi inmediata y a coste muy reducido. Así, es factible un tratamiento masivo, eficaz y barato. Incluso, estas transformaciones se intensificarán en el futuro inmediato por el asentamiento y desarrollo de las denominadas tecnologías disruptivas. En efecto, estas tecnologías abren una segunda fase en la Sociedad de la Información. Suponen un salto con relación a la evolución que se había seguido, una ruptura brusca que abre un nuevo escenario inquietante. Nos referimos a la robótica, a la inteligencia artificial, a la computación en nube, al 5G, al Internet de las cosas o a la computación cuántica. El escenario que viene se muestra, cunado menos, inquietante.
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