José Julio Fernández Rodríguez 260 siderar ante los problemas planteados. Antes se hace preciso recordar varios aspectos del mundo tecnológico, que ayuden al lector a comprender con corrección el predio en el que nos movemos. En este orden de cosas, los derechos se ven especialmente afectados, tanto en un sentido positivo como negativo. Ello evidencia lo que ya comentamos en otros trabajos, es decir, que la tecnología es como el dios Jano, con dos caras, una amable y otra no. La Sociedad de la Información supone al mismo tiempo nuevas posibilidades de aplicación y disfrute para estos derechos como nuevos límites y amenazas para ellos. De este modo, el objetivo general a perseguir podría resumirse de la siguiente forma: debe maximizarse la eficacia de los derechos, al tiempo que se intentan minimizar las restricciones injustificadas de los mismos. Ello puede conseguirse con una correcta formación en este ámbito y políticas públicas específicas que respondan a dicho planteamiento estratégico. Una nueva generación de derechos, la cuarta, reúne los casos de derechos que se ejercen a través de la tecnología digital, pendiente todavía de asentar y de precisar dogmáticamente. 2. El mundo tecnológico Si hubiera que indicar una única característica del mundo de los últimos cuarenta años habría que referirse al progreso tecnológico, que afecta a todas las facetas de la vida individual y social. Es cierto que los avances técnicos provocaron relevantes transformaciones en la vida del ser humano a lo largo de la historia (la rueda, la imprenta o la electricidad). No obstante, ha sido en los últimos años cuando las alteraciones presentaron mayor calado. Estamos en una sociedad nueva, la denominada Sociedad de la Información; incluso, nos hallamos ante un nuevo estadio de la evolución humana, el “Infolítico”. De esta forma, la digitalización incide en todo lo que nos rodea, lo jurídico, lo político, lo económico-financiero, lo social…y, sobre todo, lo cultural: la técnica de las últimas décadas ha conllevado “mutaciones culturales, es decir, altera las pautas de referencia que permiten al hombre y a la mujer ubicarse en su contexto” (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2008, p. 138). Los cambios son, por lo tanto, de índole cualitativo, al margen de las transformaciones cuantitativas. Ya nada
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